La Profundidad en el Retrato

En los inicios de la pintura, el retrato se hacía para exaltar a poderosos, ricos, gobernantes entre otros. A medida que el tiempo pasaba, se hizo accesible al resto de la población a través de un proceso largo que alcanzó su máximo cambio durante la Era de Oro Holandesa cuando pintores como Rembrandt y Vermeer cambiaron su mirada y utilizaron personas del común (Knight, C., 2018).

Existen diversos tipos de retratos, pero sea cual sea el enfoque considero que lo más importante es que este logre transmitir la esencia de la persona. Para ello se requiere de una técnica fotográfica adecuada, pero sobretodo acercarte de tal forma que te permita conectar con la persona que retratas. Es necesario pausar, escuchar, conocer y entender, para que el proceso sea armonioso y exitoso. Necesitas un propósito para que la imagen tenga un sentido profundo, trascienda en el tiempo y el retrato te permite una ventana para ello.

Con dicha ventana se busca develar a la persona, transmitir el carácter, ánimo, emociones y temperamento. El retrato va más allá de reproducir las características físicas de la persona, tiene también una función artística expresiva y con ello se narra una historia.

Retrato de la bailaora Carmen Tort

Imagen editada y parte del proyecto Flamenco Íntimo

 

Referencia: Knight, C. (Eugenio Tuya) (2018). El retrato dramático: El arte de fabricar luces y sombras. Ediciones Anaya Multimedia (Grupo Anaya).

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